Conocí a Cecilia hace 5 años, sus ganas de hacer, de unir, de transformar y de tender puentes hacen sentir a cualquiera que un mundo mejor es posible. Su integridad y sus ganas de seguir creciendo la llevan a ocupar múltiples espacios con un solo objetivo: la equidad, la justicia y la paz.
Los invito a abrir la ventana de la inter-culturalidad a través de Cecilia:
–¿Desde cuándo y por qué trabajas promoviendo la inter-culturalidad y la paz?
Creo que desde que comencé a trabajar –como voluntaria a los 16 años y como profesional a los 20-. Trabajar por la paz es también trabajar por la justicia y la equidad. Sin justicia y equidad no hay paz. La interculturalidad es un aspecto y una forma de promover la paz pero debe ser complementada con lo anterior. Comencé a también trabajar por la interculturalidad mas conscientemente desde la creación de Subir al Sur (http://www.subiralsur.org.ar http://subiralsur.vv.si/ ), la ONG de voluntariado intercultural que funde hace 6 años.
-¿Con qué mundo soñabas cuando eras chica?
Yo nací en la ciudad de Santa Fe. Me críe en un barrio normal de clase media, fui a una escuela pública y tenia una vida de relativamente sencilla de clubes, amigos y familia. Sin embargo, pude presenciar y vivir directamente a temprana edad muchas situaciones de violencia, exclusión e injusticia. Desde temprano todo esto me genero una sensación de “resistencia”. Sentí que muchos aspectos de nuestra realidad estaban mal. En los últimos dos años preparando mis mudanzas entre Argentina y Londres, revise muchas cajas de recuerdos. Tengo notas escritas a los 13 años donde me preguntaba por qué los chicos se drogan o como se podría ayudar a personas con menos oportunidades económicas. Al principio pensaba que podía contribuir a cambiar algo de todo esto estudiando terapia ocupacional. Pero después la sociología apareció en mi camino. Como mujer además, en una sociedad muy conservadora, fui educada para “quedarme”: en un rol predeterminado con anticipación, en la casa. Esto también me genero “resistencia”. El cambio no se logra quedándose, se logra con el movimiento! De allí que el viaje se haya transformado en mi, poco a poco, en un gran método para promover la justicia, la alegría y la dignidad.
-¿Con qué mundo soñas hoy?
Un mundo donde cada uno de nosotros sea intolerante al dolor del otro y al propio. Y que esta conciencia, nos transforme en seres activos en la promoción de la minimización del dolor. Esto no significa que todos debemos trabajar en ONGs o en políticas publicas sino que desde el lugar que ocupamos nos preguntemos como cada acción u omisión promueve o no la dignidad del otro, de todos y todas. Por ejemplo, pago mis impuestos, un salario justo y en blanco, pedí perdón si cometí un error, trato a mis colegas y familia de una manera respetuosa, soy consiente de cómo mi nivel de consumo afecta al cambio climático, voto a representantes ocupados de promover políticas de inclusión para todos y todas? También deseo mucho que el “Sur Global” (África, Latinoamérica, Asia) continúe un camino de empoderamiento para que nuestras poblaciones finalmente disfruten de los beneficios del desarrollo económico, social, de más educación, paz y participación democrática. No habrá paz si continúa este nivel de desequilibrio entre países y las medidas económicas y políticas benefician a unos pocos países y grupos.
-¿Por qué creaste Subir al Sur?
Porque no me conformo con que lo bueno me pase solo a mi. Quería replicar lo que hace bien! Cuando tuve mi primera experiencia de voluntariado en Nepal -la confirmación simple y práctica que la justicia y la humanidad no tienen fronteras ni lenguas- sentí la necesidad de que muchos más pudieran disfrutar de lo que yo disfrute. De hecho, los “encuentros interculturales” se diseñaron como metodología de trabajo solidario y de reconciliación en Europa después de la primera guerra mundial. El primer encuentro solidario fue entre jóvenes franceses y alemanes que, después de la guerra- se reunieron para reconstruir un hospital, y al hacerlo, reconocerse como humanos. Esto se transformo en política pública y hoy los “encuentros” (workcamps) son financiados por los gobiernos de toda la Unión Europea (el ultimo ganador del Premio Nobel de la Paz). Esta experiencia de voluntariado intercultural no me dejo dudas. En Argentina, tenia que tomar otro cariz, para que no se tornara en “turismo de la pobreza” o en un “mero acto caritativo” y por supuesto que los proyectos generan la oportunidad de empoderamiento juvenil en Argentina. Esto todavía hoy es un desafío porque muchos de los jóvenes que llegan quieren “ayudar” y esto es un límite para hacer una reflexión política y pedagógica más profunda a través del simple hecho de realizar una tarea solidaria. Me refiero tanto a los que llegan no sólo de otros países sino también de Buenos Aires a nuestros proyectos en el interior o viceversa. El que llega cree que tiene la verdad y sabe como “el otro” debería hacer las cosas o bien piensa que un simple gesto de solidaridad es un cambio real. Una experiencia de voluntariado intercultural debería ser una puerta, una opción mas para un cambio más grande en la vida de los participantes y en las redes de jóvenes con las que trabajamos. Seis años después de crearla, Subir al Sur es todavía el sueño de seguir multiplicando esa sensación que la solidaridad y la justicia deben ser para todos, no solo para mi propio grupo o mi propio país. Sin embargo, es interesante notar lo siguiente: hoy en Europa la xenofobia esta creciendo otra vez. Esto demuestra que cuando las injusticias económicas y sociales de fondo no son consideradas, el ser humano tiende a reagruparse contra el “enemigo” externo (inmigrantes, otros europeos, etc.). Por tanto, la educación en valores sin un cambio sistémico y estructural no es suficiente.
-¿A qué se dedica Conciliation Resources? ¿Cuál es tu rol allí?
Conciliation Resources (http://www.c-r.org/) es una ONG que promueve procesos de construcción de paz. A veces lo hacemos apoyando y asesorando a grupos en conflicto cuando hay mesas formales de negociación de tratados de paz. Por ejemplo, en Filipinas, nos sumamos como sociedad civil a asesorar al gobierno filipino y a una de las facciones armadas que estaba luchando por la separación. Con un rol de mediación y asesoramiento promovemos que el diálogo llegue a un buen puerto para ambos actores (gobierno y grupo armado) y así para la población en general que se ve afectada por la violencia. Otras veces, siempre nuestros proyectos son adaptados al conflicto en particular, trabajamos con lideres sociales de base que están desarrollando proyectos comunitarios de reconciliación y promoción social y educativa. Por ejemplo, en Liberia apoyamos a que grupos comunitarios para que realicen análisis participativos sobre la situación de control (o descontrol) policial en los pasos de frontera y los apoyamos para que hagan propuestas de políticas públicas acordes para mejorar… en un contexto difícil de pos-guerra civil. Lo central es que Conciliation Resources busca posicionar a los ciudadanos y organizaciones sociales en el centro de los procesos de paz, que no sean solo una cuestión de Estados Unidos y “X” país firmando un tratado que luego no se puede implementar en la práctica porque los habitantes de esos países no están comprometidos con el contenido. Yo soy Directora de Planificación y Desarrollo Organizacional, mi responsabilidad es trabajar con los Directores en Londres para mejorar nuestros sistemas de planificación anual y estratégicos y evaluar estos planes de una manera transparente y reflexiva y así informar sobre nuestros logros (o errores) a las comunidades, gobiernos locales e internacionales y nuestros donantes.
-¿Cuáles son los pendientes para la construcción de la paz?
Creo que el gran pendiente es un gran atrevimiento colectivo: todas y todos deberíamos hacer memoria, revisar las causas históricas que crearon las actuales tremendas desigualdades económicas, políticas y culturales que llevaron a la construcción de este mundo todavía injusto. Si desde allí se pudieran acordar en conjunto medidas que apunten a más equidad para todos y todas, entonces, estaríamos más cerca de la paz. Una paz que no es exterminio o degradación del otro (eso es seguridad pero no paz). Pensar en causas estructurales es también interculturalidad y paz. Es pensar que en el otro lado hay “otro” que podría sufrir, que sufre. En el otro lado hay “otro” que pierde su nombre, su casa, su dignidad, la posibilidad de tener sueños. Tomar conciencia de como nuestras decisiones (cualquiera sea nuestro rol) afecta a otros. Es pensar la “otredad” y, por tanto, el nosotros. No hay paz posible sin la toma de conciencia mas profunda del “nosotros” que es no solamente el que piensa, actúa y hace igual que yo, en mi mismo lugar. Es el que esta lejos, al que no nos acercamos por temor o indiferencia. Este contacto es un contacto de entrega, nos hace más vulnerables pero promueve la sustentabilidad del cambio. Sin embargo, hoy la realidad demuestra que esta forma de “atrevimiento colectivo” esta lejos de suceder. En este contexto, es vital que instituciones democráticas –nacionales o globales -recuperen el liderazgo y corrijan con políticas sistemáticas desigualdades e injusticias históricas.
-¿Qué mensaje le dejarías a aquellos jóvenes que sueñan con un futuro mejor?
No crean todo lo que les dicen, todo lo que ven, todo lo que les escuchan o leen en los medios de comunicación. Busquen, viajen, sean indagadores! Acérquense a la injusticia y desarrollen la empatía. Si viven una situación de injusticia no se conformen con ella. La rebelión y la curiosidad son grandes consejeros cuando uno comienza a planificar su vida!